Sientes la emoción de lo que llevas tiempo esperando, se te acelera el pulso a más de mil y les saludas como un niño abraza a sus padres después del primer día de escuela.
Así que, amigos, no deseo la tristeza de la despedida a nadie, pero a veces es necesaria y siempre hay que contar con la esperanza de un reencuentro en el futuro.